La asertividad hace referencia a la capacidad de hacer
valer nuestros derechos de la manera adecuada y respetando siempre a los demás.
Saber decir “no”, por ejemplo, es un claro ejemplo de que se goza de una sana
asertividad. Sin embargo, ¿qué ocurre para que esta no se asiente como debería?
¿Dónde está el problema?
La respuesta se encuentra en una de las etapas más
importantes de nuestra vida: la infancia. Si desde pequeños nuestros padres
llevan a cabo una educación emocional pobre, en un futuro tendremos serias dificultades
para ser asertivos, reconocer nuestros derechos y defenderlos con la fuerza
suficiente para que nadie los viole.
La negligencia emocional en la infancia
¿Qué entendemos por negligencia emocional? El hecho de no
responder a las necesidades emocionales que todo niño tiene. Por ejemplo,
seguro que en más de una ocasión hemos pensado que el hecho de que un niño
llore porque ha perdido su juguete es una tontería y nos reímos de él. Esto
provocará que aprenda a esconder sus emociones por miedo a hacer el ridículo.
Frases como “no es para tanto” o “lloras por tonterías”
las lanzan sin pensar los adultos hacia los niños sin ser conscientes de las
terribles bases que les están asentando. Los más pequeños comprenderán que sus
reacciones no son adecuadas y aprenderán a contenerlas y reprimirlas. Sin
embargo esto no es todo. Hay muchas más consecuencias que tomarán forma cuando
los niños lleguen a su etapa adulta.
Una de estas consecuencias es que estas personitas ya
convertidas en adultos no sabrán reconocer sus emociones y sentimientos y, lo
que es aún peor, no serán capaces de expresarlas de la manera adecuada. Esto
provocará que adopten dos posturas hacia los demás muy extremistas, es decir,
puede que opten por permitir que otras personas las pisen o puede que muestren
una agresividad fuera de serie.
Pero, quizás uno de los peores resultados de la negligencia
emocional de los padres sea la formación de una autoestima deficiente. Esos
pequeños, en un futuro adultos, creerán que no merecen ser amados, por lo que
vivirán relaciones poco satisfactorias de las que nunca se sentirán
merecedores, sintiéndose infelices y sufriendo muchísimo por pensar que se
pueden ir en cualquier momento.
Las bases para una asertividad sana
Para evitar que los niños aprendan a sentirse culpables
por ser como son y que no confíen en su instinto, es importante descubrir
cuáles son las bases para que puedan desarrollar una asertividad sana. Para
ello, los padres deben prestar mucha atención, no desmerecer esta parte tan
importante de la educación de sus hijos y tener en cuenta lo que a continuación
mencionaremos.
Una de las bases para desarrollar una sana asertividad es
valorar lo que sienten los más pequeños, así como sus opiniones. No podemos
juzgar como “tontería” que lloren porque hayan tenido una discusión con su
mejor amigo. Es importante escuchar, comprender y jamás reírnos de esto. Porque
aunque para nosotros sea una bobada, para ellos no lo es.
La segunda de las bases es enseñarle a los niños a
reconocer lo que sienten, discernir la emoción que se ha hecho presente y
comprenderla, para así gestionarla mejor. No hacer esto provocará serios
problemas en la gestión emocional en un futuro no muy lejano.
La tercera de todas es comunicarnos con los niños y saber
hacer las preguntas adecuadas para que ellos mismos ganen en seguridad. Algunas
de estas cuestiones pueden ser “¿qué es lo que piensas, cómo te sientes, qué
necesitas o qué quieres decir?”.
Atender a las necesidades emocionales de los más pequeños
les ayudará a descubrir lo que sienten y lo que necesitan. Pero, además, les
permitirá ser conscientes de que sus emociones y sus necesidades son
importantes, que nadie tiene por qué pisotearlas y que pueden expresar
libremente lo que sienten porque se merecen que los demás los respeten.
Si todo esto no lo aprenden desde pequeños, partiendo de
la educación que le han dado sus padres, de mayores tendrán serios problemas de
seguridad y autoestima. No considerarán cierto que merecen que los demás les
traten bien o les amen y todo esto puede llevarlos a conductas autodestructivas
y a autosabotearse de forma constante.
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