Pocas cosas resultan tan
nocivas en la vida como tener alrededor a aquellos que dicen ser amigos, pero
que sus intenciones para con nosotros no son las mejores. Por lo general estos
falsos amigos no están movidos por el afecto, por la comprensión, por la solidaridad,
están motivados por la envidia, por el interés, por la conveniencia, por el
egoísmo todo esto está cargado de una
energía por demás perjudicial para nosotros.
No es lo mismo manejar a
alguien que sabemos que de entrada no tendrá buenas intenciones para con
nosotros, que hacerlo con alguien que en principio procura lo mejor para
nuestra vida. El usurpar el papel de un amigo, con malas intenciones,
procurando beneficios individuales, perjudicando al otro, mal aconsejándolo,
envidiándolo, deseando calladamente su mal es vil, es una muestra de escasa
calidad humana y evidentemente es preferible lidiar con quienes al menos son
capaces de mantener una franca posición en relación a nosotros.
Cuando la voz de un falso
amigo es escuchada, posiblemente nos haga andar por caminos equivocados, no por
el error comprensible de un mal consejo, sino con toda la mala intención y el
estudio de las consecuencias que tendría en nuestra vida un determinado rumbo.
Los falsos amigos sin pena,
ni remordimiento pueden utilizar nuestros puntos débiles, que en calidad de
“amigo” han identificado para usarlos en nuestra contra, para aventajarse sobre
nosotros o sencillamente para hacernos quedar mal en situaciones o con personas
de interés para nosotros.
La amistad es un tesoro, es
una relación de resguardo, de afecto, de nexos que pueden o no estar afianzados
por sangre, cualquiera que ose hacer alarde de ella, rompiendo parámetros y
manchando el nexo, no merece tener el privilegio de contar con un amigo, porque
para ser enemigo de alguien al menos hace falta coraje, pero ser un falso amigo
lo que encierra es cobardía, inseguridad, complejos y la falta de agallas para
mostrar lo que en realidad se siente y se es.
Afortunadamente la balanza
se mueve hacia la honestidad, hacia la amistad sincera, hacia la confianza,
pero nunca faltará aquel que identificarás de forma extemporánea como un falso
amigo, luego de haber invertido energía y recursos, confianza y cariño, luego
de haberle dado un espacio especial en tu vida, de esos que solo los amigos
debe ocupar.
Valora a tus amigos, aunque
tengan diferencias, aunque tengan millones de defectos y prefiere siempre a un
enemigo declarado que a uno con el disfraz de la amistad.
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