Muchas veces nos
relacionamos con personas que en definitiva roban nuestra energía vital,
personas que parecen entrenadas solo para hacer de nuestras vidas un tránsito
complicado. Este tipo de
personas tienen la cualidad especial de no dejarnos cerrar un solo día sin
hacer lo posible por apagarnos un poco, hacen lo necesario por
robarnos la sonrisa y se dan por bien servidos cuando logran que nuestro
entrecejo se frunza.
Una de las cosas que
caracteriza a este tipo de ladrones de bienestar es que no les importa el
precio que tengan que pagar con tal de cambiar nuestro estado de ánimo a uno
negativo, no les importa si es su propia alegría la que deben sacrificar…
Quizás no lo ven como el costo para obtener lo que quieren, sino una forma de
llevarnos a donde ellos se sienten cómodos, a su amargura, a su disgusto
general con la vida.
Hay personas que en
definitiva no saben cómo mantener la armonía ni siquiera con ellos mismos,
sabotean sus momentos de paz, de alegría, no saben estar bien o se han
acostumbrado a desperdiciar su tiempo en aparcar justo donde sienten molestia.
Este tipo de personas es peligrosa, porque no son capaces de ver las cosas
positivas, viven en un estado de inconformidad permanente, intentando que el
mundo sea como ellos quieren que sea y dentro de su frustración y su oscuridad
no hacen más que intentar opacar a quienes los rodean.
Definitivamente la decisión
es nuestra, obviamente hay relaciones de las que es difícil desligarse, de
donde no podemos alejarnos por unos motivos u otros, pero en los casos donde se
nos haga imposible alejarnos de este tipo de personas tóxicas, tenemos que
aplicar las medidas necesarias para blindarnos ante la negatividad, poner todas
las protecciones posibles para resguardar nuestro bienestar.
Nadie está en nuestra vida
de forma casual, todos aprendemos de todos y solo nos afecta aquello en lo cual
debemos meter la lupa para aprender lo necesario. En este caso lo primero que
debemos revisar es nuestro amor propio y nuestros conceptos de merecimiento y
así ver porqué nos encontramos vinculados a alguien que se empeña en robarnos
la alegría.
Puede ser que nosotros
tengamos la mejor disposición del mundo para estar bien, para pasar un buen
momento, puede ser que incluso ensayemos cómo reaccionar ante las provocaciones
de quien se encarga de hacer “especiales” nuestros días, pero esto no siempre
será suficiente. Por lo que lo principal es establecer límites, ayudar
inclusive en lo posible a esa persona para que evalúe los efectos de su
conducta y sobre todo cuidarnos de este tipo de vínculos, ya que logran
consumirnos si no tomamos medidas adecuadas a tiempo.
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estupendo mensaje me da la oportunidad de valorar mi esfuerzo y alejarme de todos los que toman de el
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