¿Cuánto tiempo puedes esperar a tu pareja para que decida comprometerse contigo?

El compromiso es un tema que atrae a muchas parejas a la terapia. La palabra tiene una definición única, pero tiene significados infinitos. Para muchas personas, el compromiso incluye un reconocimiento emocional de un nosotros, en que estamos juntos y decidimos ser parte de una pareja. Y en el plano práctico, significa la posibilidad de planificar un futuro -aunque sea sólo el fin de semana- y un sentido de continuidad.
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Para otros, el compromiso es vivir juntos o casarse y compartir una vida hogareña. Y para otros, un niño expresa el compromiso deseado. Pero donde quiera que caigamos en el espectro, cuando nuestra pareja no puede proporcionar el compromiso que queremos y necesitamos, nos queda vivir en un limbo difícil: Hay algo que queremos, que queremos más y más, y sin embargo no sabemos si alguna vez lo conseguiremos.

¿Cómo sabemos cuándo permanecer o cuándo dejar este tipo de relación?

No hay reglas sobre esto. Cada vez que hacemos la elección de quedarnos o irnos es único, y a veces lo hacemos una y otra vez dentro de la misma relación.

En el nivel más concreto, siempre podemos preguntar a nuestra pareja si y cuándo estará dispuesto a reunirse con nosotros en el nivel de compromiso que deseamos. A veces la respuesta que recibimos es reconfortante y nos da la sensación de que nos dirigimos en la dirección que queremos. Pero más a menudo la respuesta es insatisfactoria y no nos deja saber si lo que queremos en la relación nunca sucederá, por lo general porque nuestra pareja no lo sabe. Vivir con tanta incertidumbre puede causar dolor y ansiedad, y conducir a la inseguridad y el resentimiento.



Lo más importante es que poseemos nuestra verdad, que es nuestro deseo de más compromiso.

Debemos dejar de juzgar y culparnos por necesitar lo que deseamos. Durante años he oído a las mujeres condenarse a sí mismas por ser demasiado exigentes o no ser capaces de averiguar cómo estar bien sin lo que fundamentalmente quieren. He oído toda racionalización posible de por qué tiene sentido prescindir de algo que fundamentalmente queremos. En el contexto de una relación, no hay nada "budista" sobre no ser capaz de hacer planes para el futuro, o con alguien que no está seguro acerca de nosotros. Incluso si todo es impermanente en el sentido absoluto, todavía tenemos que crear lugares de seguridad en nuestras vidas, donde el terreno es sólido -o al menos, tan sólido como pueda ser-.

Tenemos ciertas cosas en las relaciones y renunciamos a otras. Cuando no estamos recibiendo el compromiso que queremos, debemos preguntarnos si el balance es viable, es decir: ¿Estoy recibiendo lo suficiente para renunciar a lo que estoy renunciando?
Sólo podemos responder esto en cada momento por separado, y la respuesta cambia con el tiempo. Sabemos que debemos partir cuando ya no podemos tolerar o soportar la situación en la que estamos, cuando la ecuación cambia y es demasiado doloroso prescindir de lo que realmente queremos. Salimos cuando el deseo no realizado de compromiso se convierte en resentimiento, y ya no podemos disfrutar o apreciar lo que ofrece nuestra pareja.

Nadie puede responder a la pregunta de si permanecer o salir en vez de nosotros. Pero cuando dejamos de juzgarnos por querer lo que queremos y profundizar en nuestra propia verdad, encontraremos la respuesta que buscamos.


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