¿Cambia la persona infiel?

En esta oportunidad voy a contestar una pregunta que me hace Carines desde Ciudad de Guatemala, ella me pregunta sobre cuándo cambia la persona infiel. Dice: “Ayúdeme, por favor, se lo suplico, porque estoy viviendo un infierno con mi pareja que es infiel y realmente no sé si ya dejó de amarme o por qué lo hace”.
Esta es la pregunta más recurrente en la relaciones de parejas o en las consultas que he atendido. Y es que así como Carines, muchas personas creen que la persona infiel ya dejó de amar o por lo menos dicen cosas como: “Si yo amara a alguien, no podría ser infiel”. Esta es una pregunta recurrente que afecta la vida de las personas que tienen relaciones tóxicas. Muchas personas sufren por esto porque obviamente no esperábamos que la persona que tanto amamos, a quien le dimos tantos años de nuestra vida, nos engañe.

Carines, hace una referencia importante. Ella se cuestiona si esa persona le ama o no, en realidad la pregunta no es si la ama o no. Lo importante es preguntarse si una está sufriendo por lo que otra persona está haciendo. Si te enfocas en si te ama o no te ama eso no quitará que te sea infiel, no quita que te haga sufrir. Algo que siempre destaco es que nadie debería aceptar en esta vida vivir con alguien que le hace sufrir, con alguien que no ama, con alguien que le engaña y menos con alguien que le traiciona.
Ahora, obviamente, la mayoría de nosotros, no sabe qué hacer y acá viene la cosa importante. Hay tres cosas que podríamos hacer con una persona infiel.


La primera, querer cambiarle a través de la persecución, a través de la investigación. Empezar con la búsqueda intensa para saber con quién está, comenzar a controlar y hasta revisar su correo electrónico, su Facebook y su chats de Whatsapp… La pareja de alguien infiel se atreve hasta ver si tiene o no perfiles falsos en alguna red social. Todos los días comienza a investigar que está haciendo ella o él porque no quiere que su pareja le sea infiel. Esta primera opción es perseguirle hasta lograr que te sea fiel. Si ese fuera el caso sería bueno preguntarse qué valor tiene la fidelidad que consigues por obligación; es decir, ¿qué valor tendría la fidelidad que tú estás consiguiendo por obligación?

La segunda opción para estos casos es aceptar a tu pareja como es y dejar de sufrir. Me adelanto para contarles que han sido muchos los que se han enojado conmigo al escuchar esto en las charlas que doy.  ¡Pero sí, la otra opciones que tienes ante una infidelidad es aceptarle! Acéptale a tu pareja como es y deja de sufrir porque quizá tu no quieres perder a tu familia, porque tu no quieres perder a tu pareja. Quizá tú quieres que tus hijos crezcan con papá y con mamá como crees que debería ser una familia tradicional y entonces tú comienzas a volar más alto que las miserias humanas. Sí eliges ser así: reflexiona y analiza. Obviamente, comienza a protegerte en las relaciones sexuales con tu pareja que sabes que es infiel, ella o él.

Si no te convence lo anterior, aún queda otra opción, también muy importante. Si sabes que es infiel y te hace sufrir, tú tienes que dejar a esa persona por cómo es: infiel y te hace sufrir. Así de fácil. Muchas personas pasan por esta vida viviendo ese calvario por cinco, diez, veinte y hasta treinta años. Personas que llegan al final de su vida y se preguntan: ¿Qué hice con mi vida? O, ¿cómo es que me di tanto sufrimiento pensado que era  tan importante vivir con alguien que me hacía sufrir? A veces, algunos motivos como la familia, los hijos o el qué dirán nos limita a tomar decisiones; pero, siempre al final uno descubre que no valió la pena pasar por aquí sin ser feliz.

Estas son las alternativas que comparto con ustedes y con Carines que sabe que su pareja es infiel. Tres opciones que te doy: perseguirle, aceptarle o dejarle por como es. A quienes están en la misma situación de Carines, si pueden ir a terapia, ¡mucho mejor! Y si no pude, comience a reflexionar. Una mañana cualquiera, para tu gran sorpresa, te liberas. Te cambia la vida para siempre y ya no sigues sufriendo por amor. Pregúntate ya mismo: ¿vale la pena que yo viva esta vida, vale la pena que yo acepte vivir con alguien así?

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