Calmar los dolores musculares elaborando un saco térmico de semillas

Si bien los sacos términos se pueden rellenar de muchos tipos de semillas, si quieres que conserven el calor durante más tiempo opta por los garbanzos
Los dolores musculares suelen ser bastante comunes, especialmente en aquellas personas que llevan un estilo de vida agitado o de alta exigencia física.

En la mayoría de los casos tienen algún tipo de relación con la tensión, la sobrecarga o algún tipo de lesión muscular derivada de un accidente o un movimiento mal realizado.
Por lo general, la dolencia compromete uno o varios músculos específicos, comenzando durante o después de alguna actividad.

Sin embargo, también es importante saber que esto puede ser la señal de alguna enfermedad, como es el caso de las infecciones o los trastornos que afectan de forma directa a los tejidos que componen el cuerpo.


Quienes luchan con frecuencia contra esta condición suelen buscar todo tipo de alternativas que les permita tratarlo sin tener que ingerir cantidades excesivas de analgésicos convencionales.

La buena noticia para todos ellos es que hay una serie de terapias naturales que ayudan a disminuir la inflamación para relajar el músculo y calmar el dolor.

Entre estas nos encontramos con unos curiosos sacos térmicos elaborados con semillas, los cuales pueden ayudar a desinflamar las zonas lumbares y cervicales. ¿Te interesa aprender a elaborarlos?

Cómo hacer sacos térmicos de semillas
La elaboración de estos sencillos sacos o almohadillas térmicas de semillas es bastante sencilla y los materiales utilizados no son para nada costosos.
Su función consiste en activar la circulación en la zona donde se concentra la tensión muscular para mitigar el dolor y acelerar su recuperación.

Materiales

  • 1 trozo de tela de algodón
  • 1 aguja
  • Hilo
  • Tijeras
  • Semillas o arroz

Elaboración
En primer lugar, tendrás que elegir una tela de algodón que sea resistente al calor de microondas. Una buena idea es reutilizar una prenda de vestir o toalla vieja.
Elige el tipo de semillas que vas a utilizar y adquiere la cantidad necesaria, según el tamaño del saco.
Entre las diferentes opciones tenemos el lino, el maíz o el arroz, aunque una de las mejores son los garbanzos, ya que pueden dar hasta una hora de calor y por su forma son perfectos para darle un buen masaje a los músculos.

De manera opcional se le puede añadir hierbas aromáticas o aceites esenciales como de lavanda o de canela. Al calentar las almohadas estas desprenderán un aroma delicioso que potenciará el efecto relajante.

Corta la tela en la forma que desees y, luego, cósela dejando una pequeña abertura para introducirle las semillas. En caso de no saber coser puedes poner las semillas en el centro de la tela y reunir las puntas para anudarlo, o atarlo como si fuese un caramelo.

Incorpora las semillas dentro del saco sin llenarlo demasiado, ya que no debe quedar duro.

Termina de coser la tela, asegurándote de no dejar agujeros por los que se puedan salir las semillas.

Modo de uso
La ventaja de este saquito casero es que se puede utilizar para una terapia fría o caliente.
En caliente: Se pone en el microondas un par de minutos para que llegue a máxima temperatura y el calor dure, como mínimo, media hora. Eso sí, antes de ponerla sobre la piel se debe comprobar el nivel de calor para evitar quemaduras.
En frío: Se introduce en el congelador durante dos horas.

¿Cuándo aplicar calor o frío para aliviar los dolores musculares?

Tanto el calor como el frío pueden ayudar a calmar dolores de tipo muscular o articular originados por diversos factores. El inconveniente es que la mayoría no sabe cuándo es más conveniente aplicar cada uno de ellos.

Aprovechando la elaboración de estos sacos térmicos, vamos a aclarar que su aplicación dependerá de cuán reciente sea el dolor o la recurrencia con la que se presente.

Cuando la lesión es reciente suele acompañarse de una inflamación inmediata en la zona afectada, por lo que resulta más conveniente aplicarle frío para reducir el flujo sanguíneo y prevenir así que se genere un problema mayor.

Por su parte, el calor resulta más apropiado para  los dolores crónicos, ya que tiene un efecto contrario al anterior, y estimula el flujo sanguíneo para lograr una recuperación más rápida.

En conclusión, con muy pocos materiales se puede hacer una almohadilla o saco terapéutico para tener a mano un remedio contra los diversos tipos de dolencias musculares que pueden aparecer en cualquier momento.

Sin embargo, es bueno tener en cuenta el origen el dolor para poder ponerle la temperatura más apropiada.

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